Pasó hace algunos años o al menos eso afirman los que estuvieron presentes y que han contado esta fúnebre historia.

La cultura maya siempre había sido respetada y admirada por mi familia tanto así que mi casa estaba adornado con motivos prehispánicos, mascaras, vasijas, etc.; pero el mas asiduo amante de la cultura maya era mi padre quien trabajaba como guía turístico en las ruinas de palenque, y que siempre tenia una nueva historia y una inefable alegría al contar los nuevos descubrimientos. Un día lo note un tanto extraño y taciturno, pero no me atreví a preguntar el motivo de este cambio en su estado de animo, de ese modo transcurrieron varias semanas, lo que empezaba a preocuparme ya que parecía otra persona totalmente distinta.

Hasta que 3 semanas después todas mis dudas se aclararon, escuchando las noticias diarias que percate de algo que me horrorizo y me helo la sangre, en las ruinas de palenque, si, en el lugar en que el que pase buena parte de mi infancia acababa de ocurrir un genocidio, un gran temor inundo mi alma al escuchar los sombríos detalles, todos habían sido asesinados violentamente con marcas parecidas a lanzas en todas las partes del cuerpo, en ese instante mi padre entro por la puerta, sorprendido y estupefacto decidí preguntar que paso, recibiendo tal vez la ultima respuesta que hubiera pasado por mi cabeza:

-Hace tres semanas se corrompieron las ruinas, por un grupo de truhanes que tomaron por base el lugar para realizar sus negocios y maldades; no parecía haber solución, la policía fue ineficiente y aunque se seguían haciendo recorridos todos estábamos asustados.

-¿Entonces que paso?-pregunte anonadado

-Bueno, hoy después de tener un día dentro de lo que cabe normal, mientras me preparaba para regresar a casa paso… el cielo se torno rojo y al mismo tiempo la obscuridad nos envolvió como niebla siniestra y a la vez sublime cuando el apareció..

- ¿Quién?

-Ah Puch, increíble o no si el, el dios de la muerte violenta y los sacrificios humanos, lucía tan tenebroso y divino como podría esperarse, sus ojos parecían dos flamas que alumbraban sus adornos y su esquelético y putrefacto cuerpo; fue rápido y certero y aunque los gritos de desesperación y dolor fueron terribles, se ahogaron en seguida, los supervivientes no supimos como actuar o sentirnos y después de un momento de vacilación, decidimos separarnos y a la larga tratar de olvidarlo.

Y así concluyo su historia con un gesto que no puedo definir se fue a dormir a su cuarto, debo admitir que después de escuchar esto solo pude pensar que esta era la mejor historia que papá había contado.